29 Años de Una Triste Realidad: Boca Tapada Manos Amarradas
No tardo, pero cumplo con esta historia que hoy me detengo a redactar, le robo un momento al trabajo arduo y me siento a redactar, esta nueva historia que hoy mi emoción logró despertar. No viví aquellas épocas donde el terrorismo azotaba los pueblos andinos y a los conos limeños despertaba con un bombazo cada mañana. No recuerdo haber visto una bandera roja con las iniciales de RMTA flameando algún cerro cercano a casa. Pero tengo la dicha de poder leer documentos, libros y artículos de compañeros que grafican el terror que Sendero Luminosos sembró en nuestro pasado, que soslayamos volver a venir.
Nuestro corazones en estos días se acongojan al recordar aquella historia que manchó de sangre las redacciones periodísticas, cuando un 26 de enero de 1983, ocho periodistas fueron asesinados en Uchuraccay, en los Andes centrales del Perú, aún no se aclaran las confusas circunstancias que rodearon a la muerte de mis hoy colegas: ¿Quienes mataron a los periodistas? ¿Fueron los campesinos de Uchuraccay o las fuerzas militares que combatían a Sendero Luminoso en la región?
Después de 29 años del fatídico asesinato en Uchuraccay, recordamos aquel día donde por buscar más información y tener la primicia que nos alimenta el alma de ego y fortalecer esa pasión para la cual nacimos, ocho periodistas llegaron a la zona donde perdieron la voluntad de seguir informando. Buscaban investigar una noticia difundida por el gobierno de que esa comunidad había linchado a siete senderistas, pero también había rumores de que estos en realidad eran colegiales.
Una comisión investigadora integrada por Mario Vargas Llosa y otras personas revelaron que los periodistas fueron linchados y asesinados por los comuneros de Uchuraccay, quienes pensaron que se trataba de terroristas, al confundir sus cámaras fotográficas con armas. Sin embargo, unos meses después apareció un maletín perteneciente a Willy Retto, quien había tomado fotografías durante el encuentro con los comuneros que revelaban que hubo diálogo y que al parecer echaban por tierra la teoría de una confusión con terroristas. De acuerdo a esta versión, los reporteros fueron ultimados por las fuerzas militares que en aquel entonces combatían a Sendero Luminoso. Hasta estos días no se conoce con certeza cuál de estas versiones es la verdadera. (Colaboración de peru.com)
Una confusión, una emboscada y una cortina de humo más, a las que el gobierno nos tienen acostumbrados, fueron matados salvajemente, con ondas, con piedras, acuchillados y a puntapiés, en realidad fueron confundidos, y fueron elegidos protagonistas de nuestras portadas y titulares para el día siguiente en la mañana.
De que nos sirve hoy llevar un verdad que se queda en la nada, tapándonos la boca para no ladrar y orinándose de miedo cuando el gorila editor se siente que le cierran el kiosco por una verdad, quien grita la verdad detrás de Conga, quien escribe las coimas del Estado, quien muestra la corrupción del Congreso, quien limpia la sangre derramada de tantos periodistas muertos por llevar la verdad, a la cumbre o a lo alto de una catedral, que luego Dios ayuda que alguien nos de la puñalada final, de una traición por una información que nunca saldrá, en el diario o el televisor que poco a poco se negrea de falsedad.